Adultez .

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La tarta de choclo me quedó hecha una sopa e igual te la comiste con la resignación contenida pero no importa. Soy una joven promesa y si aún no te diste cuenta es porque no te diste la chance de comprobarlo. Sí, vos, porque yo no tengo que andar demostrando nada. Es algo innato, pura potencialidad que ya deberías percibir.
Sabes, estuve pensando este rato, ahora, mientras dormis dándome la espalda, tu hermosa espalda que te amuralla dejándote del otro lado de este lado mio que soy yo (ya siento que nunca más podría ver tu rostro). Estuve pensando en todas las palabras, en su naturaleza de ser letras y luego, un sentido más complicado, para después mezclarse en frases, en párrafos enteros. Son una vida, el lenguaje que permite unirnos y entonces es lo único que importa, lo único que podría tener protagonismo. Basta con tomar un gesto cualquiera. Por ejemplo, esta mañana cuando agarraste la taza de café que yo te estaba dando y nuestras manos se encontraron en el roce, en la precaucion necesaria para que no se cayera. Duró un segundo pero fue eterno.
Me diran que las palabras no puede describir aquello pero en mi mente todo empezó a funcionar cuando las palabras "roce", "vos", "mano", "Franco", cobraron sentido y alargaron el momento. Lo hicieron preciso, le dieron importancia.
¿Acaso ahora mismo no lo estoy explicando? La prueba única e irrevocable, la última prueba, la que deja huellas.
Y se me ocurrió que siempre creí que todo lo que decías iba dirigido hacia mí. Por lo menos desde que te conozco, desde que empezamos a ser algo más que conocidos. Y ahora siento que nunca fue así. Es raro, hago memoria, reviso el pasado y todo está ahí pero con una luz distinta, una luz crítica.
Entonces sí, todas las palabras iban dirigidas a mí pero no de la forma que yo creía, sino que quisieron expresarme que no era yo la destinataria. Me hablaban para no hablarme, para que me hiciera a un lado, para darme a entender que no debía hacerme cargo de ellas.

Pasaron dos horas desde que te dormiste. Ni la luz, ni mis idas al baño lograron hacerte cambiar de posición. Para poder ver tu rostro otra vez necesito moverme hasta tu otro lado.



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2 comentarios:

nicolás durruti dijo...

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el sol no brilla, alumbra.
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preGho dijo...

Estuve pensando en todas las palabras, en su naturaleza de ser letras y luego, un sentido más complicado, para después mezclarse en frases, en párrafos enteros. Son una vida, el lenguaje que permite unirnos y entonces es lo único que importa, lo único que podría tener protagonismo.




como dijo Borges,
al final,
sólo quedan las palabras.